Neumonía

La neumonía es un tipo de infección respiratoria aguda, causada por la infección de un virus o una bacteria, que afecta principalmente  los pulmones y se caracteriza por la presencia de fiebre alta, escalofríos, dolor intenso en el costado afectado del tórax, tos y expectoración. Puede prevenirse mediante inmunización, una alimentación adecuada y mediante el control de factores ambientales. A pesar de ello, la neumonía es la causa principal de muerte de niños en todo el mundo.

Se calcula que mata a unos 1,4 millones de niños menores de cinco años cada año, más que el SIDA, la malaria y el sarampión combinados. La neumonía puede tratarse con antibióticos, pero solo alrededor del 30% de los niños que padecen neumonía reciben los antibióticos que necesitan.

La neumonía es una enfermedad que puede estar causada por virus, bacterias u hongos y que produce que los alvéolos de los enfermos estén llenos de pus y líquido, lo que hace dolorosa la respiración y limita la absorción de oxígeno.

La neumonía es la principal causa individual de mortalidad infantil en todo el mundo, llegando a suponer el 18% de todas las defunciones de niños menores de cinco años en todo el mundo. La neumonía afecta a niños y a sus familias de todo el mundo, pero su prevalencia es mayor en el África subsahariana y Asia meridional.

Estos niños y sus familias podrían estar protegidos mediante intervenciones sencillas y tratados con medicación y cuidados de costo bajo y tecnología sencilla.

Síntomas de la neumonía 

Los síntomas de la neumonía vírica y los de la bacteriana son similares, si bien los de la neumonía vírica pueden ser más numerosos que los de la bacteriana. Entre ellos, respiración rápida o dificultosa, tos, fiebre, escalofríos, pérdida de apetito, sibilancia (más común en infecciones víricas).

En casos de neumonía grave, los niños pueden presentar tiraje subcostal (depresión o retracción de la parte inferior del tórax durante la inspiración). En lactantes, la neumonía puede ocasionar incapacidad para consumir alimentos o líquidos, así como pérdida de consciencia, hipotermia y convulsiones.

Factores de riesgo y prevención

La mayoría de los niños sanos pueden combatir la infección mediante sus defensas naturales, pero los niños inmunodeprimidos presentan un mayor riesgo de contraer neumonía. El sistema inmunitario del niño puede debilitarse por malnutrición o desnutrición, sobre todo en lactantes no alimentados exclusivamente con leche materna.

La presencia previa de enfermedades como sarampión o infecciones de VIH asintomáticas también aumentan el riesgo de que un niño contraiga neumonía.

Los factores ambientales siguientes también aumentan la susceptibilidad de los niños a la neumonía: la contaminación del aire interior ocasionada por el uso de biomasa (como leña o excrementos) como combustible para cocinar o calentar el hogar, vivir en hogares hacinados, el consumo de tabaco por los padres…

Para reducir la mortalidad infantil por neumonía, la prevención es fundamental. En 2009, la OMS y UNICEF pusieron en marcha el Plan de Acción Mundial para la Prevención y el Control de la Neumonía, que tiene por objetivo acelerar el control de la neumonía combinando diversas intervenciones de protección, prevención y tratamiento de la enfermedad en los niños.

 

Fuente: OrganizaciónMundialdelaSalud.com https://www.bebesymas.com/